Un ciclo de siete años de enraizar. Así ha sido nuestro recorrido en Aurora de las Sierras, un espacio que ha crecido con nosotras, en armonía con la Madre Tierra. Hoy, los invitamos a recorrer nuestra línea de tiempo y a compartir los hitos que han marcado este camino lleno de aprendizajes y conexiones profundas.
Llegamos a este rincón de las sierras en septiembre de 2017, por una inmobiliaria de Aiguá. Para nuestra sorpresa —y primera sincronía— el terreno estaba al lado de una charca que habíamos estado observando a través de otra inmobiliaria, pero cuyo precio estaba fuera de nuestro alcance. Este terreno, sin embargo, se ajustaba a nuestras posibilidades: mucho monte nativo, agua y accesibilidad desde la ruta. Aún más sorprendente fue descubrir que el padrón estaba a nombre de LucyAnn Daniels —una combinación de Lu y Ana—, la segunda sincronía que nos llenó de certeza para seguir adelante. Tras proponer un plan de pago, los dueños aceptaron, y en diciembre de 2017, firmamos la Compra-Venta y nos convertimos en guardianas de este lugar.
Desde el principio, el territorio nos habló, y una noche, justo al amanecer, llegó su nombre: Aurora de las Sierras. Con este nombre enraizado, comenzamos a habitarlo poco a poco, primero con un camper donado por los abuelos de Lu, luego con materiales para levantar un tinglado, y en 2019 llegaron los contenedores que aún hoy forman parte de nuestro hogar.
Durante estos años, Aurora nos ha enseñado a caminar en consonancia con sus ciclos. Contamos con el apoyo de grandes amigos y referentes en permacultura para diseñar el espacio, los caminos, los bosques comestibles y las áreas de agua. En 2020, aprovechamos la pausa que nos ofreció la pandemia para sembrar dos hectáreas de diferentes especies de bambú, en colaboración con el ingeniero Gabriel Arenares. Esta plantación, junto con el diseño del parque, ha sido fundamental para nuestro proyecto de regeneración ecosocial. Además, ese año, con ayuda de familiares y amigos, creamos nuestra huerta en formato minga, aprovechando semillas orgánicas locales.
Uno de los momentos más significativos fue en 2021, cuando, tras pagar la última cuota del terreno, celebramos no solo la oficialización de Aurora, sino también nuestra unión. En ese mismo año, construimos el domo de bambú, un espacio que hoy alberga talleres, ceremonias y encuentros, siempre alineado con los valores del lugar.
Aurora de las Sierras es mucho más que un espacio físico. Es un lugar que nos invita a Recordar para Volver a Ser, despertando en cada uno de nosotros la posibilidad de reconectar con nuestra esencia más profunda. Como Academia Viva, estamos creando el primer parque-escuela de bambú para la regeneración ecosocial de Uruguay, un espacio donde la naturaleza es la maestra, la creatividad es la oportunidad y la ancestralidad, el legado.
En estos años, hemos aprendido a escuchar al monte, a las piedras, a las aguas y a la vida que habita en cada rincón. Celebramos estos 7 años con gratitud, sabiendo que el camino recién comienza y que quedan muchos sueños por enraizar en esta tierra que tanto nos enseña.